lunes, 10 de marzo de 2008

Se hace camino al andar

Decía Machado en esos versos cantados luego por Serrat

Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.

Nunca persequí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...

Nunca perseguí la gloria.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.


Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...

Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso.


Y de este poema musicado maravilloso, no he parado hoy de acordarme todo el día..., recordando una y otra vez, en esta encrucijada de mi vida, eso de 'hacer camino al andar', y también lo de que 'al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar'...

Y es que la vida es así, luchas por mejorar, inicias un camino, una etapa de superación, de conocimiento personal, de mejora de todos tus áreas, trabajas en ello, te vas encontrando a ti mismo, aprendes a generar y manejar recursos para sobrevivir en el día a día, para llevarlo bien, para aclarar quién eres y qué quieres, y cómo quieres/debes/tienes que relacionarte con tu entorno, cómo corregir las pautas erróneas por otras positivas, cómo mejorar relaciones con padres, hermanos, compañeros de trabajo, amigos, etc... y vas creciendo, y evolucionas, y en ese duro camino, ese que Bea describe como de empezar a caminar cada vez más erguido por la vida, no ves que vayas erguido, hasta que un día te ves en un espejo, y no te reconoces, pero te gustas, te miras y no te crees que eres tú, te vuelves a mirar, pones caras al espejo, y te las devuelve, y ves que aún te gustas, te pones de perfil, te pones de casi espaldas, te miras y remiras, y eres tú!!! y te gustas!!! yo antes veía cualquier foto de un viaje, de donde fuera, y me horrorizaba a mí misma, y ahora me veo y no en todas las fotos, pero en muchas sí me veo guapa, me quiero, me gusta esa persona que sonríe contenta desde la pantalla del ordenador (porque eso de imprimir fotos ya como que se perdió)..., y así uno, un día, se descubre erguido, caminando por la vida, sin pausa pero sin prisa... y reconociéndose en ese ser erguido que le devuelve la mirada, sonriente, desde el espejo...

Pero entonces, la vida sigue y ese caminar erguido continua dándonos sorpresas, vemos como también empezamos a tener claro un plan de vida, lo que queremos, o al menos (y que ya es mucho) lo que no queremos, lo que nos gustaría que pasara y cómo luchamos para que eso suceda así, vamos rompiendo con falsas seguridades del pasado, que sólo eran cadenas y ataduras, y avanzamos libres y felices en una vida, que ahora al fin nos damos cuenta, tiene mucho que ofrecernos y de la que poco o nada tenemos que temer, porque sabemos quienes somos, y por tanto, eso nos hace fuertes y nos da la capacidad de levantarnos cuantas veces nos tropecemos por el camino...

Una vez que nos hemos dado cuenta de que nos reconocemos en ese espejo que nos devuelve una cambiada y mejorada imagen de nosotros, nos miramos de nuevo, y en ese nuevo yo, ese encontrado dentro de nosotros, que ahora empieza a ser feliz, reconocemos muchas partes de nuestra vida que no entendíamos y ahora empiezan a encajar como un rompecabezas, momentos y etapas del pasado que tuvieron que suceder para ser ahora quienes somos, amigos de esas etapas que de alguna forma nos ayudaron a hacer el camino y se quedaron atrás porque después de esa etapa debíamos seguir viaje solos, otros que sí vinieron con nosotros, porque su viaje y el nuestro siguen cursos similares, sino paralelos, y mil cosas más, y también, con mucha tristeza, ves como otros encuentros que se produjeron, llenos de sueños e ilusiones, empiezan a desmoronarse como castillos de arena, como tu cambio, tu avance y evolución no encajan ya, en el planteamiento de vida de otras personas, que te ven alejarte, erguido, y se niegan a aceptar ese cambio, se niegan a cambiar y hacer camino contigo, porque están cómodas en su espacio, pero la vida es así, nos lleva a caminar, a continuar haciendo camino, seguir erguidos, y eso supone todo lo bueno que la vida nos depara, nuevos encuentros, el placer de nuevos amigos, nuevas conversaciones, gente que aportará mucho a las nuevas etapas, y la tristeza de despedir a quienes nos acompañaron en momentos muy importantes de nuestra vida, y ahora ya no siguen el camino con nosotros, gente que en otros momentos era insustituible, y que aún querríamos que lo fuera, pero que se resiste al cambio, que no tiene esa necesidad, porque su camino simplemente va por otros derroteros, porque la vida es así...

Hay veces que los caminos se unen, convergen, y se producen encuentros, algunos anodinos, otros llenos de magia y explosiones, cada uno distinto y por ello especial, luego esos mismos caminos pueden avanzar por las mismas sendas, sino muy similares, o adentrarse paralelos en los misterios de la vida, pero otras veces, esos caminos que convergieron, dejan de hacerlo, se vuelven tangencialmente opuestos, y divergen por diferentes rutas para no encontrarse ya jamás..., y asistir a ese momento, ver los caminos dividirse, querer algo, ansiarlo, y ver que la persona con la que querrías que eso se produjera mira hacia el extremo opuesto a ti, es duro, duro como la vida que sigue inexorable latiendo con su ritmo, que hay que seguir, porque lo contrario sería negarse a vivir.

Yo sólo quiero seguir mi camino, donde quiera que este me conduzca, disfrutarlo, sentirme viva por los poros de mi piel, experimentar la vida, porque estar muerto en vida es lo peor que puede sucederle a un ser humano, y la vida es el mayor regalo de que disponemos, y nunca sabemos por cuánto tiempo..., pero renunciar a sueños e ilusiones, es igualmente duro, y doloroso..., como el caminante de Machado, golpe a golpe, y verso a verso.

2 comentarios:

Bea dijo...

Si habre escuchado a Serrat cantar esos versos por Dios! Y tan real y tan cierto lo que decis que hasta me senti tentada por un momento de tomar palabras prestadas para un post mio, pq me esta pasando de estar reflexionando sobre lo mismo, exactamente sobre lo mismo. Besos

Pati dijo...

Pues cogelas sin problema que yo te cogí también lo de caminar erguido que me encantó, y curioso, no? que estemos en este mismo momento, atravesando el mismo periplo, en caminos paralelos de nuestras vidas...
Te mando un beso enorme