Nunca fui una persona de muchos amigos, unos pocos y buenos, pero realmente pocos, vamos que a una mano le sobraban dedos..., y así viví muchos años de mi vida, en los que pasó gente, pero poca se quedó, muy poca, y supongo que yo fui la principal responsable por una serie de razones largas de resumir, pero que podrían titularse 'yo y mis traumas'.
Pero hace unos años, cuando empecé a salir de un matrimonio asfixiante sin amor, empecé de a pocos a abrirme al mundo, fue de muy pocos a pocos..., y de hecho cuando me separé, estaba sola, era lo que había, un par de amigas fuera de España, y otra que había hecho recién y justo estaba casada y con nenita, y me quedé sola o como suele decirse 'colgada', pero que muy.
Y ahí tuve que abrirme, me vino de maravilla, empecé a conocer gente y más gente, me apunté a todos los planes que me proponían, temerosa de decir a nada que no, ante ese regalo del cielo que era de repente tener amigos nuevamente! algunos de esos amigos cuajaron y otros no, pero desde entonces a ahora mi abanico de amigos ha crecido tanto que ahora apenas me reconozco a mí misma, llamadas de gente pendientes de devolver porque en días como hoy me vuelvo egoista y deseo tiempo para mí, planes que encajar con unos y otros durante la semana y que me obligan a repartirme, a hacer que la gente aplace cenas porque el día que se había pensado ya no puedo porque me surgió otra cosa, y todo así... tengo ahora mismo repartidas todas las noches, y hasta un día entero, hasta que el domingo por la mañana vuele a Formentera, con las amigas que allí me esperan...
Y lo mejor es que ya no digo que sí a todo por miedo a perderme algo, a perder a alguien, ya no tolero cualquier cosa de la gente como sucedía en el pasado cuando mi único afán era agradar, caer bien, ser aceptada, y por ello me callaba mis opiniones y cegaba mi personalidad, no, ahora opino, hablo, soy yo misma, y jamás socialmente tuve tanto éxito como ahora.
Ahora si puedo y me va bien, quedo, y sino, lo digo claramente, con asertividad por supuesto, haciendo valer mis opiniones, partiendo de un respeto a mí misma que nunca antes ni se me tuvo, ni me tuve.
Antes tenía miedo de que de conocerme bien, la gente huyera de mí, no les gustase, ahora abro las puertas de mi casa, de par en par, y el que quiera que pase y el que no, no pasa nada, nadie está obligado.
He aprendido a perder el miedo a pedir favores, a pedir consejo, a dejarme ayudar, porque eso no supone debilidad alguna, sino que fortalece y aporta.
Propongo planes y la gente se une a ellos, se me pide opinión..., quizá todo esto para quienes desde siempre tuvieron amistades sanas, sea algo redundante, como explicar que la mantequilla es grasa y rica y deja un saborcito gustoso en la boca, pero para mí es como estar descubriendo las fuentes del maná..., el origen de tantas cosas, recuperar también tantas cosas y experiencias que he tardado años en vivir, pero que bienvenidas son ahora.
Y jamás me sentí tan querida como ahora, tanto por los demás, como por mí misma.
Y sólo quería compartir este sentimiento, esta sensación a la que al fin me estoy empezando ya a acostumbrar, pero que por momentos se me hace tan nueva y agradable como cuando soñaba con ser alguien como soy yo ahora mismo, cuando soñaba con vivir la vida, con estar viva.
martes, 5 de agosto de 2008
Son mis amigos
Publicado por Pati en 11:08 3 comentarios
lunes, 4 de agosto de 2008
Vuelta al cole I
Hoy volví al cole, o en mi caso el trabajo, curro, laburo o como cada cual quiera referirlo, aunque tengo aún dos vueltas más al cole, la tercera sin duda será la más dura, dejáre atrás 10 maravillosos días en Londres con Bea, el Notting Hill Carnival, mi cumpleaños y la supercelebración que haremos allá ;), y un conciertazo de REM, aparte Bea piensa correr la marathon de Londres, y yo me he ofrecido para el avituallamiento, pero mirando claro... que una no está para prepararse físicamente de aquí a unas semanas, jajaaa.
Lo llamo vuelta al cole porque así lo siento, recuerdo aún la emoción del reencuentro tras las vacaciones, el olor de los lápices, pinturas, cuadernos y libros... tan nuevo todo, la mochila nueva a estrenar, la ropa nueva... las aventuras de las vacaciones que compartir, los juegos retomados y los nuevos juegos..., pero esta vuelta al cole ha ido variando con los años: el pupitre es ahora una mesa de despacho, con un ordenador que ni podíamos soñar de niños, con papeles encima que no invitan a jugar ni colorear, sino que ganas dan de salir corriendo al verlos, y sobre todo esos amiguitos, con los que jugar en el recreo o tomar café ahora... se han evaporado, hay gente sí, pero la puedes ver fuera del trabajo igual, y las caras conocidas, amables o no.. se tornan rutinarias... nada invita a la excitación ni la aventura... pero la emoción de la vuelta, sigue en mí, intacta, pese a todo.
Pero a lo que iba, será una vuelta al cole corta, porque la próxima semana pongo rumbo a Formentera, un grupo de amigas están allí esperándome ya..., y estoy muriendo por aterrizar en Ibiza, coger el ferry y pisar tierra formentereña..., descansar en sus playas, en ese ambiente hippy aún hoy en día relativamente bien preservado, donde el bikini, pareo y havaianas serán un año más mis compañeras de viaje y de aventuras, porque ahí se sale a las 12 del mediodía, y regresas con el mismo look a las tantas de la madrugada..., te asilvestras entre sus playas de arena maravillosas, sus paisajes de postal y su aire bohemio...
Pero hasta entonces debo trabajar, volver a aterrizar en la oficina, en los tejemanejes, en los temas que surgen, los problemas, las noticias y novedades..., sobre todo posibles cambios que me podrían afectar mucho y mal en septiembre, tras mi tercera vuelta al cole.
Pero eso será entonces, ahora sólo me queda disfrutar al máximo la semana de vuelta al cole, y preparar desde ya mi maleta para Formentera... sin pensar en la vuelta al cole II la semana siguiente... y otra vez no volveré a encontrarme con mi pupitre, ni mis amigas, ni nada parecido...
Publicado por Pati en 12:34 1 comentarios